
En todo escenario en Colombia se habla, se comenta y se enseña sobre los principios de Publicidad, Imparcialidad, Moralidad Administrativa, Honestidad etc…
Sin embargo, desde hace más de un siglo, la corrupción pública y privada sin control se ha convertido en la “regla general”..
Le meten la mano a todo: ICBF, Salud, Pensiones, Administraciones municipales, Departamentales y Nacional; Congreso de la República, Rama Judicial, en fin, Hospitales, en fin, en nuestra querida Colombia, como se dice coloqjuialmente se roban un mojado.
¿Será que tiene razón el tristemente célebre Miguel Nule, al afirmar:
“La corrupción en Colombia, como en cualquier país del mundo, es inherente al ser humano”,
y con ello podemos validar esta desgracia social?
La respuesta es contundente: NO.
Simplemente debemos fortalecer la institucionalidad. Como sociedad debemos cambiar el paradigma de “éxito” en tiempos actuales.
Debemos rechazar cualquier acto de corrupción por pequeño que sea. Debemos denunciar a todos lps delincuentes que tienen jodidos a la sociedad.
En Colombia, los hechos de violencia, los grupos armados ilegales, no tienen fundamento en ideologías, simplemente son un puñado de personas que, debido a la falta de oportunidades dignas de trabajo y de proyectos de vida, toman atajos para conseguir dinero, a través de toda clase de actividades ilícitas.
Eso se lo debemos a los actos de corrupción de algunos servidores públicos, en todos los niveles y ramas del Estado, quienes al apoderarse de los presupuestos destinados para cumplir los fines superiores a su cargo, anulan las expectativas de oportunidad, de cambio y de construcción de proyectos de vida dignos.
El corrupto debe estar alegre y a la expectativa al saber que, con al reforma constitucional aprobada , va a girarse más dinero a los entes territoriales.
Es hora de hacer conciencia, de exigir que Contralorías, Procuraduría cumplan.
De exigir con vehemencia que la Fiscalía y los jueces cumplan con la misión constitucional encomendada.
Si queremos avanzar como sociedad progresista, debemos entender y aceptar que nuestros ingresos económicos sean de fuentes lícitas. Debemos rechazar al corrupto sea este nuestro hermano, un hijo, el padre , nuestra pareja o nuestro amigo.
Es difícil cambiar hábitos o prácticas sociales enraizadas en la médula de la sociedad colombiana, pero es el único camino si queremos construir una mejor sociedad para el futuro.
Parece una Utopía pero hay que continuar soñando por un cambio social y trabajando arduamente porque se materialice.